Miquel Tresserras: “Presentan a Europa como el paraíso”
- Lucía Ramírez, Viladecans
- 27 abr 2016
- 2 Min. de lectura
Según me cuenta Miquel Tresserras i Majó, catedrático de historia del pensamiento en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL), Europa empezó a formarse hace unos 30 o 40 años aproximadamente, aunque pone en duda si esta unión significó un gran paso o más bien fue el principio de nuestro fin -más aun si echamos un vistazo a la UE, que se está descomponiendo sin que podamos ponerle remedio. Él se inclina más por la segunda opción y además enmarca la situación europea, la resume como “una Europa que se ha convertido en una isla en medio de un mar de pobreza”; con esta metáfora tan visual nos ayuda a entender su visión del tema: nos hemos aislado, recluyéndonos en nuestro caparazón -de propia construcción-, y encima “presumiendo de nuestras riquezas”. También hemos promulgado unos valores como la tolerancia, la libertad y el respeto, además de “promocionar” una paz permanente -si bien la comparamos con otros países-; quizás por eso nos ven como si fuéramos el “Paraíso”, la panacea o su único salvoconducto; quizás la televisión tampoco ha ayudado mucho a reflejar una imagen real.

Por culpa de esta imagen idealizada, de ser una “burbuja de prestigio”, miles de personas acuden a nuestras fronteras, a nuestras puertas, para poder vivir su “sueño europeo”, ilusión que hemos vendido tan bien que casi se hace tangible. Pero han sido estos valores los que se han convertido en barreras para aquellos que querían entrar, y es que no sirven de nada en época de adversidades; como bien dice Tresserras: “la moralidad europea funciona hasta que llegan los problemas”.
Miquel Tresserras destaca como un hecho curioso el terror que ha cogido Europa a lo extranjero. Lo que sabe de buena tinta -ya que estuvo bastantes años viviendo en Francia- es que, de todos los europeos, los franceses son los que menosprecian con más estilo. También añade que algunos socialistas franceses se han vuelto muy violentos, que están histéricos por la llegada masiva de extranjeros, y es que ese miedo irracional es el que te convierte en algo violento. Ese terror a acogerlos a nuestra isla provoca que actuemos irracionalmente y que tomemos una solución precipitada: cerrar fronteras, dejando a los refugiados como única opción naufragar en otra isla, Lesbos.
Para finalizar le pregunté a Tresserras si llegaríamos a ver una solución, si algún día acabaríamos con esta -más que provocada- crisis migratoria, a lo que me contestó que “es muy difícil creer en el ser humano porque repetidas veces ha resultado ser un bárbaro, pero que no tenemos otra solución que la de creer”.
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